El cliente conflictivo, denominado tóxico, no te interesa. Al fin y al cabo, a nadie le interesa este tipo de clientes, que nos perturban, interior y exteriormente. Puede terminar dañando la reputación de la empresa si decide culparla por su falta de éxito.
¿Qué es un cliente toxico?, ¿Cómo identificarlo y cómo manejarlo?
Un cliente tóxico, es la definición que el marketing expresa ante determinados tipos de personas que, en un negocio, tienda y/o servicio muestran modos de ser y estar que se salen de lo común y de la reglas básicas de la cordura y la convivencia.
Un cliente tóxico es aquel que actúa de manera abusiva, imprudente o quejosa, ocasionando problemas a la empresa o empleados.
Llamamos cliente tóxico a aquel que manifiesta una serie de comportamientos tales como:
Un cliente tóxico, además, puede combinar dos o más de estas actitudes.
Una personalidad de este tipo, tóxica, es muy nociva, y puede hacerte perder el tiempo, la paciencia y la autoestima.
Lo que es seguro es que perturbará tu paz, y probablemente tu actividad profesional se resienta a consecuencia de ello. Incluso puede afectar a tu vida personal, lo que es aún más grave.
Los 7 Tipos de clientes tóxicos principales y qué hacer con ellos
1.- El cliente exigente, ese que se cree que lo sabe todo.
Este cliente está seguro de que sabe todo sobre ti y tu negocio y, por lo tanto, es escéptico y arrogante en la conversación. Es casi imposible de sorprender, convencer o influir emocionalmente de alguna manera en este usuario: es el/la sabelotod@.
No valora el tiempo y el esfuerzo que requieren las cosas. Por eso, tampoco nos interesa, nos hace perder tiempo y dinero.
2.- El cliente que no sabe lo que quiere.
Al contrario del sabelotodo, el indeciso nunca está seguro de nada. Aparentemente no es una persona conflictiva, pero tiene su punto negativo, éste, el de no saber y liarnos la cabeza.
Es un tipo de cliente que nos puede robar mucho tiempo y energía para nada
Acabaremos frustrados tratando de explicarle, aconsejarle y darle mil razones para que pueda tomar una decisión y, finalmente, perder la venta, el servicio, o perder más tiempo de lo conveniente porque no se ha decidido por nada.
3.- El cliente que desoye los consejos y asesoramiento dado.
Muchas veces puede ocurrir que un cliente desoye nuestros consejos o no está de acuerdo con nuestra opinión. En principio podría ser normal tener una diferencia de perspectiva, lo que ya no se puede permitir es que sea algo constate en el tiempo.
Este tipo de clientes puede terminar dañando la reputación de la empresa si decide culparla por su falta de éxito. Son clientes que, en un momento dado, pueden llegar a acusarnos de falta de profesionalidad, mejor alejarse de ellos.
4.- El cliente al que le cuesta pagar.
No pagan, bien sea porque tardan en hacerlo poniendo mil excusas y dando 1.000 vueltas o bien porque es el típico regateador, que los hay y muchos aún en estos tiempos.
Ante una situación de este tipo siempre es mejor tratar de cobrar los pagos pendientes, que seguro te ha dejado más de uno y terminar la relación.
5.- El cliente agresivo.
Este es otro caso en el que se pueden advertir señales de problemas, presentes y futuros.
Dichos clientes no buscan un producto o servicio, sino una razón para pelear, quedar por encima o, incluso, perjudicar y dañar a la persona que tienen enfrente Incluso si eres buen profesional, el cliente agresivo encontrará algo de qué quejarse y mostrará furia al expresarlo.
Aceptar este tipo de comportamiento no es beneficioso para ninguna empresa y puede acabar por pasarle factura como propietario de un negocio.
6. El que no te da buen feeling
No sé tú, pero a mí me resulta muy, muy difícil trabajar con gente que no me cae bien.
Muchas veces ni siquiera sabes por qué. Será su forma de mirarte, su forma de hablar o su forma de expresarse, pero el caso es que no te sientes a gusto cuando estás con él.
Otras veces, tienes muy claro por qué no te gusta. El tipo es un maleducado. O es sucio. O es un graciosillo de esos que no tienen gracia.
Lo mejor es evitarlos. No empieces a trabajar con alguien con quien no crees que vas a hacer un buen equipo. Es lo mejor para ti y para él cliente.
Que puedes hacer Si ya lo tienes dentro, márcale los límites.
Siempre que sea necesario, indícale que no te gustan sus chistes, que no te parece adecuada la forma en que te mira o que sus comentarios furibundos no son bienvenidos. Si se siente ofendido y se va, puede que sea lo mejor que te pase.
7. El enamoradizo
Este cliente es el que se enamora de ti a primera vista, de tu trabajo, de tu profesionalidad, de tu forma de comunicar… Al principio, parece un chollo. Te ha tocado la lotería. Por fin un cliente que valora tu trabajo y que está dispuesto a pagarlo sin quejas.
Pero la ilusión te dura poco. Al poco tiempo de comenzar a trabajar con él, te cuenta que ha trabajado con tres diseñadores distintos (o consultores o contables…) este año. Los despidió a todos. Ninguno era lo suficientemente bueno para él/ella.
Si esto no te parece suficiente signo de alerta…
Pídele que te enseñe el trabajo que tus antecesores hicieron para él. Es un buen método para descartar que, en realidad, se tratara de unos patanes que no sabían lo que hacían.
Discute con él abiertamente qué expectativas tiene acerca de tu trabajo. Habladlas y dejadlas por escrito para que no te pueda echar nada en cara más adelante.
Conclusión
Por regla general a un cliente englobado en estos 7 tipos no compensa tenerlo cerca. Tal y como ya habrás podido deducir y te hemos adelantado.
A un cliente tóxico, siempre es mejor decirle adiós. Sin contemplaciones, cuanto antes, mejor
Eso sí, ten siempre a mano, potenciales clientes que lo sustituyan. De esta manera evitaremos pérdidas de todo tipo, en tiempo, esfuerzo, dinero y dignidad, esto último, lo más importante.
Cómo llegar:
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